A estas alturas, cualquiera que haya visitado un par de veces un blog o una web sobre Yoga, sabe ya que la Kundalini es la energía universal que, dormida y latente, yace en nuestro interior, a la altura del hueso sacro o primer chakra (Mulhadara). Pero… ¿qué más? ¿Cómo opera o funciona esta energía? ¿De dónde proviene, qué leyendas y mitos sustentan su vigencia?
Energía en sánscrito es Shakti. Hablamos, pues, de Kundalini Shakti. ¿Y quién o qué es Shakti? Pues nada menos que el principio femenino, la Diosa, la Madre, el Conocimiento, la Percepción, el Amor, la dadora de Felicidad. Y el principio o energía femenina está destinado a encontrarse con su complementario: el principio masculino, Shiva, que mora en el séptimo chakra, Sahasrara, justo encima de nuestra coronilla. Ambas energías unidas dan lugar a seres humanos completos, con todas sus habilidades y capacidades a su alcance, sin perder su identidad, pero alcanzando un potencial en todos los aspectos capaz de transformar en el futuro la conciencia y la vida de nuestra especie. La eterna danza inmemorial de Shakti y Shiva, la armonía definitiva al alcance de nuestras manos, aquí y ahora, en nuestro tiempo.
Cuando conseguimos “despertar” o remover la kundalini, se inicia un hermoso camino de autoconocimiento y evolución personal. Y ese camino, verdadera aventura de la vida, nos lleva de un chakra a otro, de una energía a otra, de un área de nuestro ser a otra. Paso a paso, esa energía nos revela secretos fuertemente guardados y sepultados en nuestro inconsciente individual y colectivo. Ese despertar atraviesa nuestros instintos más primarios, nuestras emociones más básicas, nuestra sed creadora, nuestro poder personal, nuestros mejores sentimientos, nuestras relaciones, nuestra mente… y finalmente llega a nuestra alma, al dios o diosa que como seres nacidos con las estrellas somos por derecho.
Toda persona es un microcosmos en sí misma, fiel reflejo de un macrocosmos que es el Universo. El Kundalini Yoga es un camino que nos conecta con esa realidad, un hilo que nos recuerda que estamos hechos de la misma sustancia que las estrellas y las galaxias. Los escalones que recorre la energía Kundalini desde su morada inicial hasta el punto donde nos encontramos con el Universo del que formamos parte es el camino del Yoga. Allí, en Sahasrara, Shakti llama por fin a la puerta de Shiva, y este le abe y la abraza. Y su danza inmemorial se funde en ese abrazo eterno. Juntos por fin, en pos de su auténtico potencial.
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