"Todo el mundo tiene una misión. Si la cumplen o no, si la apoyan o no; la misión esta ahí. La misión debe ser perfilada, debe ser definida en la vida. Entonces ésta te mostrará yu magnitud."
Yogui Bhajan
La Ley del Dharma dice que nos hemos manifestado en forma física para cumplir un propósito. «Dharma» es un vocablo que significa propósito en la vida. Cada ser humano está aquí para descubrir su verdadero yo, para descubrir por su cuenta que el verdadero yo es espiritual y que somos en esencia seres espirituales que han adoptado una forma física para manifestarse.
De acuerdo con esta ley, cada uno de nosotros tiene un talento único y una manera única de expresarlo. Es decir, hay una cosa que cada individuo puede hacer mejor que cualquier otro en todo el mundo. Para llevar a cabo nuestra misión o propósito, necesitamos también cubrir una serie de necesidades únicas. Cuando estas necesidades se unen con la expresión creativa de nuestro talento, se produce la chispa que crea la abundancia. El expresar nuestros talentos para satisfacer necesidades crea riqueza y abundancia sin límites.
Si deseamos utilizar al máximo la ley del Dharma es necesario que nos comprometamos a hacer varias cosas:
Primer compromiso: Por medio de la práctica espiritual buscaremos nuestro yo superior, el cual está más allá de nuestro ego.
Segundo compromiso: Descubriremos nuestros talentos únicos, y después de descubrirlos disfrutaremos de la vida, porque el proceso del gozo tiene lugar cuando entramos en la conciencia atemporal. En ese momento, estaremos en un estado de dicha absoluta.
Tercer compromiso: Nos preguntaremos cuál es la mejor manera en que podemos servir a la humanidad. Responderemos esa pregunta, y luego pondremos la respuesta en práctica. Utilizaremos nuestros talentos únicos para atender a las necesidades de nuestros congéneres, los seres humanos; y combinaremos esas necesidades con nuestro deseo de ayudar y servir a los demás.
Cuando estamos desarrollando esa actividad, perdemos la noción del tiempo. La expresión de ese talento único, o más de uno en muchos casos, nos introduce en un estado de conciencia universal. Cuando combinamos la capacidad de expresar nuestro talento único con el servicio a la humanidad, usamos plenamente esta ley. Esa es la verdadera manera de lograr la abundancia.
Y no se trata de una abundancia transitoria; ésta es permanente en virtud de nuestro talento único, de nuestra manera de expresarlo y de nuestro servicio y dedicación a los demás seres humanos, que descubrimos preguntando: «¿Cómo puedo ayudar?», en lugar de: «¿Qué gano yo con eso?» La pregunta «¿Qué gano yo con eso?» es el diálogo interno del ego. La pregunta «¿Cómo puedo ayudar?» es el diálogo interno del espíritu.
Hagamos una lista de nuestras respuestas a estas dos preguntas: ¿Qué haría yo si no tuviera que preocuparme por el dinero y si a la vez dispusiera de todo el tiempo y el dinero del mundo? Si de todas maneras quisiéramos seguir haciendo lo que hacemos ahora, es porque estamos en Dharma, porque sentimos pasión por lo que hacemos, porque estamos expresando nuestros talentos únicos.
La segunda pregunta es: «¿Cuál es la mejor manera en que puedo servir a la humanidad?» Respondamos esa pregunta y pongamos la respuesta en práctica.
Segundo compromiso: Descubriremos nuestros talentos únicos, y después de descubrirlos disfrutaremos de la vida, porque el proceso del gozo tiene lugar cuando entramos en la conciencia atemporal. En ese momento, estaremos en un estado de dicha absoluta.
Tercer compromiso: Nos preguntaremos cuál es la mejor manera en que podemos servir a la humanidad. Responderemos esa pregunta, y luego pondremos la respuesta en práctica. Utilizaremos nuestros talentos únicos para atender a las necesidades de nuestros congéneres, los seres humanos; y combinaremos esas necesidades con nuestro deseo de ayudar y servir a los demás.
Cuando estamos desarrollando esa actividad, perdemos la noción del tiempo. La expresión de ese talento único, o más de uno en muchos casos, nos introduce en un estado de conciencia universal. Cuando combinamos la capacidad de expresar nuestro talento único con el servicio a la humanidad, usamos plenamente esta ley. Esa es la verdadera manera de lograr la abundancia.
Y no se trata de una abundancia transitoria; ésta es permanente en virtud de nuestro talento único, de nuestra manera de expresarlo y de nuestro servicio y dedicación a los demás seres humanos, que descubrimos preguntando: «¿Cómo puedo ayudar?», en lugar de: «¿Qué gano yo con eso?» La pregunta «¿Qué gano yo con eso?» es el diálogo interno del ego. La pregunta «¿Cómo puedo ayudar?» es el diálogo interno del espíritu.
Hagamos una lista de nuestras respuestas a estas dos preguntas: ¿Qué haría yo si no tuviera que preocuparme por el dinero y si a la vez dispusiera de todo el tiempo y el dinero del mundo? Si de todas maneras quisiéramos seguir haciendo lo que hacemos ahora, es porque estamos en Dharma, porque sentimos pasión por lo que hacemos, porque estamos expresando nuestros talentos únicos.
La segunda pregunta es: «¿Cuál es la mejor manera en que puedo servir a la humanidad?» Respondamos esa pregunta y pongamos la respuesta en práctica.
El Yoga y la meditación son excelentes formas de encontrar y desplegar nuestro Dharma. El diálogo con nuestro yo interior, el silencio y la introspección que vienen de nuestro ser interno, encontrar la verdad acerca de nosotros mismos, son estados frecuentes en la práctica del Yoga. El propio Yogi Bhajan dejó textos, artículos y conferencias hablando del Dharma, y el intento de vivir conforme a lo que realmente somos es uno de los "mantras" habituales de las clases de Yoga.
Un último pensamiento acerca del Dharma, en forma de frase que quizá te haga pensar unos minutos:
"Entre la vida y la muerte hay un paso muy importante: haber sido útil cuando se pudo."
Belkys Landaeta
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