domingo, 30 de septiembre de 2012

OTOÑO: UNA OPORTUNIDAD PARA INVERTIR EN NOSOTR@S MISM@S



El otoño ya ha comenzado. La longitud de los días, la climatología, la aparición de la lluvia y el viento… Se ha producido un cambio, la apertura de un nuevo ciclo, una nueva estación. Y ese cambio externo va a tener también consecuencias en nuestro interior.
Estamos hechos de los mismos materiales que el planeta, el sistema solar en que vivimos, y el universo entero. Ese universo, ese planeta, funciona mediante ciclos vitales (estaciones, años, ciclos de 7 o 13 años, o de 26 o 26.000). Y nosotros también lo hacemos.

Uno de los cambios más acusados que vivimos durante el otoño es que, tras la expansión y alegría del verano, desandamos el camino y volvemos hacia el hogar, hacia nuestro ser interior. El otoño es época de aprendizaje (quizá sobre nosotros mismos, el más preciado anhelo de conocimiento), y también de calma, de introspección, de revisión. Puede ser un excelente momento para valorar y valorarnos, para reconocernos.
Muchas personas muestran durante el otoño signos de melancolía, y suelen sentir una tristeza difusa; si se arrastran situaciones anímicas negativas o de tensión, estas pueden agravarse. No obstante, si logramos convencernos de lo que representa para nosotros realmente el otoño, nuestra disposición mejoraría claramente.

La capacidad para viajar hasta nuestro ser interior que representa el otoño es en realidad una fabulosa oportunidad. Una oportunidad para hablar con nosotr@s mism@s, y escuchar nuestras propias respuestas. Una oportunidad para hacer balance, para comprobar si nuestra vida fluye armónicamente o se ve lastrada por obstáculos determinados. Una oportunidad para preguntarnos nuevamente sobre nuestros objetivos, sobre nuestros paradigmas, sobre nuestros miedos y flaquezas, pero también sobre nuestras fortalezas, nuestras habilidades, nuestro potencial.
¡Uaaaaaahu! ¡Qué maravilla! Podremos tener tiempo para dedicarlo a nosotros y conocernos mejor. También es un momento excelente para dedicarlo a los procesos creativos (dibujo, música, baile, escritura, lo que sea), y al canto de mantras, y a la limpieza de las emociones y sentimientos de los que hemos de liberarnos para afrontar esa tristeza y esa melancolía, y suplir la falta de luz creciente con el fortalecimiento de nuestra luz interior, de nuestra verdadera personalidad.
En los momentos de mayor flaqueza, cuando sientas esa tristeza o ese vacío flotando a tu alrededor, acuérdate de ti. De las cosas que te gustan, de los seres que amas, de todo lo que se te da bien, de tus logros y conquistas. Desarrolla tus habilidades; despliégalas y muéstralas ante el mundo. Y recuerda que la mejor inversión en tiempo que puedes hacer, es dedicarlo a ti mism@.

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