martes, 29 de enero de 2013

CANTO DE ARMÓNICOS: LA ENERGÍA PURA DEL SONIDO



Nuestra voz es el reflejo de nuestra salud. La característica de una voz sana son la versatilidad, la sensibilidad, el calor y la pureza del timbre. Pero por encima de todo, la voz sana posee vitalidad: la abundancia de energía vital que puede triunfar sobre las penalidades, los desengaños y el dolor. La voz posee una increíble capacidad de ser un instrumento para la revitalización. Los sonidos de las vocales son revitalizadores y cada una incide en una parte diferente del cuerpo.
La voz pertenece al cuerpo físico, pero es el instrumento de nuestro ser espiritual, y debemos aprender a utilizarla para lograr una conciencia más alta y una mayor salud. La voz humana es nuestro instrumento más poderoso para trasmutar el dolor y el sufrimiento en bienestar. Los sonidos y vibraciones tienen la propiedad de modificar las ondas cerebrales. Y dependiendo de las ondas cerebrales, estamos más receptivos a la auto-curación.

Cuando con la voz se pueden hacer dos o tres notas al mismo tiempo, se denomina Canto Armónico. Los armónicos también se llaman Hipertonos. Casi todos los tonos producidos por un instrumento musical, por nuestras voces o por alguna otra fuente de sonido, en realidad no son tonos puros, sino mezclas de frecuencias llamadas Parciales. A la más baja de estas frecuencias (la más grave) se llama la Fundamental. Todas las parciales más altas en frecuencia que la fundamental reciben el nombre de armónicos, y con la voz se pueden hacer 2 o hasta 4 notas al mismo tiempo, como los cantos ejecutados en el Tíbet, India, China, Mongolia y Filipinas.

La mejor manera para tratar de explicar el proceso por el que surgen los armónicos vocales es el modelo de la fuente de sonido con un filtro. A partir de la fuente de aire de los pulmones, esta energía cruda es filtrada mediante las formas en la boca, en los labios, la lengua, y con distintas posiciones al pronunciar vocales o consonantes. Así como un prisma descompone la luz blanca en los diferentes colores del arco iris, mediante el canto de armónicos podemos descomponer nuestra voz en sus diferentes frecuencias.
Los pliegues de la laringe hacen de filtro para la corriente de aire que llega desde los pulmones. La boca modela la presión de aire haciéndola oscilar en una frecuencia fundamental o diapasón. El segundo componente del modelo de la fuente con filtro, la extensión vocal, es básicamente un tubo por el cual el sonido viaja. Como el sonido silbador hecho soplando a través del cuello de una botella, estas resonancias, conocidas como armónicos, son puestas en movimiento mediante los pliegues vocales. Su efecto debe amplificar o resaltar el sonido, transformando un zumbido potencialmente monótono en una polifonía significativa de tonos.

En el canto de armónicos, una determinada frecuencia gana tal fuerza que es oído como un diapasón distinto, parecido a un silbido. Tales armónicos a menudo parecen incorpóreos. ¿Resuenan en la extensión vocal del cantante, en el espacio físico circundante, o simplemente en la mente del oyente? Parece magia, pero estos armónicos no son una ilusión de la percepción, sino que tienen origen físico y son mensurables y reproducibles. Y es más, se pueden aprender.

PARA PRACTICAR, LAS MEJORES SECUENCIAS SON: U – O – I – E – A, O BIEN U – O – A – E - I, QUE SE PUEDEN MANTENER PROLONGADAMENTE Y EN CICLOS REPETITIVOS.

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