jueves, 5 de abril de 2012

FUNCIONAMIENTO DE LOS CHAKRAS: RELACIONÁNDONOS CON NUESTRA PROPIA COMPLEJIDAD




Los textos antiguos mencionan la existencia de miles de chakras, repartidos por todo el cuerpo y su aura, aunque los más importantes son alrededor de una cuarentena. No obstante, los chakras principales, los que habitualmente se equilibran, trabajan y armonizan en la práctica del Yoga, son siete. Se encuentran en el cuerpo etérico (es decir, el energético), y están unidos entre sí a través del nadi o canal energético Sushumna (es el nadi central, ubicado en la espina dorsal).
En sánscrito, chakra significa rueda, disco o círculo, aunque se usa también con otros significados. La voz "Chakra" significa asimismo órbita, o el propio Sol. Y por fin, la palabra hace referencia a los “lotos” o plexos energéticos del ser humano. Podríamos definir el chakra, así, como un vórtice receptor, transformador y transmisor de energía, con una función vital concreta para nuestro cuerpo, mente y espíritu.

Ningún chakra trabaja solo. Los siete principales configuran un todo, un conjunto holístico e integral que no conoce el aislamiento de una de sus partes. Cada chakra posee un tipo de energía. Y aunque los siete tipos de energía están siempre presentes, y cada chakra ocupa su sitio y función, lo que cambia es el o los chakras que predominan, el orden interno, la proporción de equilibrio y desarrollo global sumando y teniendo en cuenta el equilibrio y desarrollo de cada chakra por separado. El resultado es la mejor radiografía o prueba diagnóstica que se puede conseguir mediante la práctica del yoga. De aquí la importancia de que los chakras estén lo más equilibrados entre sí que sea posible. 
Cuando más nos acerquemos a ese equilibrio, a esa armonía interna, más completos estaremos, más capacitados para desplegar nuestra verdadera identidad, nuestro yo completo y luminoso. Más cerca estaremos de ser felices. ¿Y acaso buscamos otra cosa?

El funcionamiento del sistema de chakras es relativamente simple cuando se conoce, aunque sea someramente, las cualidades y áreas de acción de cada uno de ellos. Y rápidamente se pueden establecer análisis incluso hechos por cada practicante. Los ejemplos son fáciles de crear y enumerar.
¿Qué ocurre si una persona tiene el primer chakra poco desarrollado? ¿De qué se ocupa, cuál es el ámbito de influencia de ese chakra? ¿Los instintos básicos, la seguridad, la relación con el mundo material, el enraizamiento, la relación con nuestro linaje, etc.? Muy bien, entonces, ¿qué deducciones podemos sacar de ello? ¿Quizá estemos ante una persona poco instintiva, con tendencia a la inseguridad, a no tocar con los pies en el suelo…? Seguramente no andaríamos desencaminados en ese análisis.
Otro tipo de ejemplo: una persona tiene una gran energía creativa, localizada en el segundo chakra, pero le cuesta concretar esa creatividad, hacer algo definido y real con ella. ¿Qué puede ocurrir? ¿Cómo hacer que esa energía fluya libremente hasta el quinto chakra, el hogar de la expresión y la concreción de nuestra creatividad? ¿Qué hay entre ambos chakras? Está el cuarto chakra, donde esa energía todavía en estado bruto ha de adquirir matices, sentimientos e intención; y está el tercer chakra, sede de nuestra voluntad y capacidad de acción. ¿Podría ser que esa persona tuviera que potenciar y trabajar su tercer chakra para adquirir voluntad y “bombear” la energía del segundo chakra hasta el quinto, pasando antes por el cuarto? De nuevo, un análisis similar arrojaría un resultado sumamente probable y creíble.

Y así podríamos seguir con el resto de chakras o el resto de energías y capacidades que poseemos, siempre teniendo en cuenta además otros factores como la etapa o situación concreta por la que atravesamos en la vida, el papel de la mente y el espacio que ocupa, el desarrollo de nuestro ego (nuestro yo pequeño), etc. Basta con hacerse unas pocas preguntas, aceptar y no negar la realidad, ser capaz de autoevaluarse y luego de actuar en consecuencia.
¿Hemos de reforzar nuestra voluntad, o sea, nuestro tercer chakra? ¿Hemos de potenciar nuestro quinto chakra para expresarnos mejor, para ofrecer a los demás lo mejor de nosotros? ¿O quizá trabajar con el cuarto para poder comprender a los demás, para empatizar con otras personas, para comprender a nuestros semejantes?

¿Y qué si es así? No hay mal alguno en ello; ni error, ni culpa. Piensa que es una suerte y un privilegio poder mejorar y evolucionar de manera consciente, por voluntad propia. Es un camino maravilloso, una aventura sin límites y sin final. Podemos ser capaces de escribir la novela de nuestra vida, de filmar la trilogía de nuestro destino.
¿De verdad te vas a perder está espléndida oportunidad que tú mism@ puedes darte?

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