jueves, 1 de diciembre de 2011

RESPIRACIÓN COMPLETA: EL MEJOR ALIMENTO DE LA CONCIENCIA




La respiración es un proceso autónomo mediante el cual se produce el intercambio de gases que necesita nuestro organismo. En circunstancias normales, nuestra respiración debería aportarnos el 100% del oxígeno necesario para mantener nuestras funciones vitales. Y sin embargo, no es así.
¿Por qué? Porque solemos respirar de manera incorrecta. Solemos respirar de forma superficial, muy rápida, y sin conciencia alguna, de modo que nuestro proceso respiratorio es incompleto e insuficiente. Para paliar este déficit, debemos aprender a respirar correctamente, y hacerlo de manera adecuada significa que lo hagamos completamente, accionando todos los resortes y todas las zonas del cuerpo necesarias para respirar de forma completa.

La respiración completa es la combinación de tres tipos de respiración “sectorial”:

El primer tipo es la respiración abdominal: cuando se inspira se llena de aire la parte baja de los pulmones, desplazando el diafragma hacia abajo. Esto provoca que el vientre salga hacia fuera y se hinche como un globo. Esta respiración se puede comprobar fácilmente en postura de relajación, acostad@s boca arriba y con una mano colocada encima del vientre para notar su movimiento. En esta fase de la respiración podemos lograr absorber entre el 50 y el 60% del aire que necesitamos.

El segundo tipo es la respiración diafragmática o torácica. Ahora lo que se llena es la parte media de los pulmones; al inspirar se hinchan los pulmones y el pecho se levanta. En la posición anterior (postura de relajación), con la palma de la mano situada ahora sobre las costillas, se puede sentir cómo se separan éstas al inspirar y cómo se juntan al espirar. La respiración diafragmática nos aporta aproximadamente el 30% del aire total.

Finalmente, la respiración clavicular se efectúa llenando la parte superior de los pulmones. Esta respiración es muy superficial (de hecho, es así como solemos respirar normalmente), y se nota colocando la palma de la mano en la parte superior del pecho, justo debajo de la garganta, para poder sentir el ligero movimiento clavicular al respirar en esa zona. La respiración clavicular aporta entre el 10 y el 15% del aire que respiramos.

Cada uno de estos tres tipos insiste en el llenado de aire en una zona distinta de los pulmones, por lo que la respiración completa, combinando las tres zonas, consigue llenar completamente los pulmones de aire (y, recíprocamente, vaciarlos de forma total).
Cuando se combinan los tres tipos de respiración, se empieza inspirando abdominalmente (con la mano derecha sobre el abdomen) y, sin pausa, se continúa inspirando con el pecho (con la mano izquierda en las costillas). Cuando se ha llenado también el pecho, se sigue con una ligera inspiración clavicular, llenando así los pulmones totalmente. 
La exhalación se efectúa en sentido inverso, vaciando primero la parte superior de los pulmones, luego el pecho se desinfla y, por fin, el vientre baja hasta que sale el último resto de aire. Lo más importante es efectuar los tres pasos encadenados. Al principio requiere algo de práctica, pero luego se convierte en un proceso automático.

Esta respiración se aprende practicando primero en posición boca arriba, y cuando se domina se pasa a la práctica en posición sentado o incluso de pie o caminando. Con el tiempo, esta técnica se vuelve natural y se utiliza para casi cualquier tipo de situación, no sólo en la práctica del yoga, sino también en cualquier circunstancia vital. La respiración completa, además de oxigenar y drenar todo el organismo, relaja, elimina la tensión y el estrés, hace bajar nuestra frecuencia cardiaca y nos aporta conciencia corporal y el reconocimiento de que podemos incidir en nuestra vida de múltiples maneras.

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