jueves, 17 de noviembre de 2011

CANTAR ES SANAR, CANTAR ES CREAR



"El pájaro no canta porque sea feliz, es feliz porque canta"
William James, psicólogo y filósofo del siglo XX

La voz humana es el instrumento más personal que existe, y es capaz de transmitir nuestra esencia, nuestra propia alma. A través de nuestra voz nos expresamos y transmitimos emociones, estados de ánimo, conocimientos, etc. Es el mejor vehículo para explicarnos a nosotros mismos. Conectar con nuestra voz es abrirnos al Universo, a la vida y a los demás.

La voz humana se produce por la vibración de las cuerdas vocales, lo cual genera una onda sonora que es combinación de varias frecuencias y sus correspondientes armónicos. La voz masculina tiene un tono fundamental de entre 100 y 200 hertzios, mientras que la voz femenina es más aguda, típicamente está entre 150 y 300 hertzios.
Así como la música tiene diferentes cualidades como tono, volumen o timbre, lo mismo ocurre con la voz. Y con sus cambios y modulaciones podemos llegar de manera diferente a las personas. La voz posee una increíble capacidad de ser un instrumento para la revitalización. Los sonidos de las vocales, por ejemplo, son equilibrantes y armonizadores, y cada una de ellas incide en una parte diferente del cuerpo; en el caso del yoga, en cada uno de los chakras o centros energéticos. La voz pertenece al cuerpo físico, pero es el instrumento del ser espiritual que debemos aprender a utilizar para lograr una conciencia más alta. Trabajar la voz puede modificar y mejorar a la persona.

La voz, que siempre ha tenido un rol importante en los rituales de curación de todas las culturas, representa el verdadero ser, uniendo nuestra propia personalidad, nuestra propia conciencia, con todo lo que hay fuera de ella. Esto significa que, dependiendo de donde esté situada la conciencia de un individuo cuando crea un sonido, dicho sonido llevará información a los que lo reciban.
Quien canta con amor, transmite amor; quien esté enojado al producir un sonido, enviará enojo, y eso será percibido aunque sea de forma sutil. Por lo tanto, la intención con la que se emite un sonido es tremendamente importante. La intención proviene de nuestro interior, de nuestra esencia, en tanto que es nuestro propio ser interior el creador del sonido. Con nuestra voz tenemos la posibilidad de expresar el poder sagrado y curativo del sonido, redescubriendo nuestra voz como una herramienta de salud y bienestar.

Al cantar, podemos limpiar nuestra mente de pensamientos y deseos, detener nuestro propio monólogo interior, armonizar nuestras emociones, abrir nuestro corazón, despertar el amor hacia nosotros mismos y hacia los demás, relajar y energetizar nuestro cuerpo, modificar nuestras creencias limitantes, desarrollar nuestro potencial creativo, expandir nuestra conciencia y, en última instancia, experimentar la unidad con el Universo y su principio creador. 
La voz es un instrumento curativo de primer nivel, tanto para el cuerpo, como para la mente o el alma. Al cantar, cuerpo, mente, corazón y espíritu se alinean en la vibración de la armonía, irradiando ese estado hacia todo nuestro ser. Al cantar, todos vibramos en la misma sintonía, despertando la sensibilidad necesaria para reconocer la corriente de amor que fluye a través de nosotros. Nos abrimos al sentimiento de hermandad, incluyendo el respeto hacia todas las manifestaciones de la vida.

“La voz humana es mucho más capaz que cualquier instrumento de enfocar y proyectar energía con intención durante la producción del sonido”
Alfred Tomatis, creador de la técnica de musicoterapia para niños autistas

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