Como ya hemos explicado, Yoga significa unión, y el objetivo de la práctica de esta ancestral tecnología de conocimiento humano es despertar nuestro auténtico potencial, nuestras capacidades naturales, virtudes, facultades, habilidades y valores dormidos, lo que nos llevará a vivir el estado de equilibrio y salud propios de nuestra naturaleza original.
Para el kundalini yoga, la energía creativa de cada ser humano, la misma energía que emana del proceso de creación del Universo, se encuentra dormida, enrollada sobre sí misma en una espiral de tres vueltas y media, llamada kundal o serpiente, o "rizo del amado". en la base de la columna vertebral. Pues bien, esa energía es nuestro regalo sin abrir, pues cuando despierta y asciende se activa nuestro talento, nuestra creatividad y nuestra máxima posibilidad de evolución, de conocernos y vivir como seres humanos conscientes en máxima armonía: amor, paz, felicidad, salud, gozo...
Hoy está claro para muchas personas que nuestra actual forma de vida, educación, aprendizaje y cultura nos mantiene en una posición incompleta respecto a nosotros mismos, en el sentido de que sólo utilizamos o vivimos en nuestros centros inferiores de energía, los chakras del triángulo inferior. Así, nos centramos en nuestras necesidades más urgentes, en nuestros deseos inmediatos, en nuestros instintos más básicos: supervivencia, seguridad, sensualidad, posesiones materiales, etc. Nuestro ego, además, suele bloquear el libre flujo de la energía a la altura del diafragma, dando paso a una espiral negativa en la que aparecen el miedo, la inseguridad, el apego, las emociones extremas...
No obstante, la práctica del kundalini yoga (y también de otros conocimientos muy diversos) nos permite transformarnos, cambiar, evolucionar, ponernos en contacto directo con nuestra verdadera esencia, nuestro yo creativo, con esa energía que habita en nuestro interior y que mantiene unidos a todos los seres vivos. Se trata de experimentar esa unión planetaria, esa conciencia universal de la que formamos parte. Mediante la constancia, la resistencia, la práctica y la dedicación a nosostros mismos, podemos activar la capacidad de ver la unidad de todas las cosas y acceder a nuevos lugares de nuestra propia esencia que facilitan la percepción verdadera de la realidad.
Por eso en kundalini yoga se le da tanta importancia a aprender una posición interna que implica silenciar la mente, equilibrar las emociones y relajar el cuerpo, porque si no el ruido mental, la inquietud emocional y la tensión de la postura impiden por un lado tener una experiencia profunda de la realidad, de lo que hay más allá del ruido y la inquietud. Es decir, escucharte desde el silencio y la calma, lo que te llevará a experimentar una realidad sutil y más profunda, y por otro tener experiencias internas relacionadas con la apertura de conciencia, vivir en el presente y abrir la mente, lo que te aportará una percepción nueva e intuitiva de la realidad.
Para que este cambio suceda, es preciso ajustar el instrumento que somos, abriéndolo a la calma, a la no inquietud. Eso es algo que sucede cuando los chakras superiores se activan, cuando la energía circula conscientemente a través de ellos, pues estas cualidades moran en esos centros energéticos, y es en el corazón donde reside la paz, nuestra posibilidad de vivir en paz.
Ahí es nada. Y, a la vez, lo es todo. Practicar yoga te abre, te cambia, te calma. Te congratula con tu propio yo interior, ese que suele estar sepultado y escondido, y te guía para que seas dueño o dueña de tu vida, para que la vivas conscientemente, para que la transformes y la hagas mejor de lo que es. Para ser tú.
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